Aunque ahora tiene varias semanas sin carreras, nuestra estrella del enduro extremo Mario Román no descansa y su rutina de entrenamiento es casi tan extenuante como las propias competiciones en las que habitualmente toma parte:

«Me levanto a las siete y media u ocho y lo primero que hago es disfrutar de un buen desayuno, algo que no siempre es posible cuando viajas. Después hago una hora de “oficina”, resolviendo cosas pendientes, y, seguidamente, moto o bici, según me toque, hasta las dos, que es la hora a la que como y cuando atiendo eventuales compromisos o estoy un poco en familia. Luego, a las cuatro, cuatro y media, entro de nuevo en acción. Si por la mañana he hecho trial, pues por la tarde, hago enduro, etc., y ya sobre las ocho realizo una hora de estiramientos, concluyendo la jornada con la cena a las nueve y acostándome pronto.

Hombre, cuando llego de una carrera, antes de reanudar el entrenamiento me tomo un respiro, porque el cuerpo y la mente lo necesitan. Por ejemplo, tras la última prueba que corrí en Portugal, llegué muy muy cansado el domingo por la noche y ya no reinicié mi rutina de trabajo hasta el martes por la tarde.

A lo largo de los años, he trabajado con distintos entrenadores personales, entre ellos, Julián Rodríguez Oeo, que ha sido quien más me ha marcado. Me enseñó mucho y, sobre todo, me inculcó la idea de que el descanso es fundamental para un deportista. Aprendí a hacer lo que se llama micro ciclos, trabajando duro de martes a jueves y los fines de semana, pero descansando viernes y lunes. Aunque nunca dejas de aprender, a estas alturas sé bien lo que me funciona y lo que no, y puedo actuar por mi cuenta. Además, tengo que adaptarme a mi ritmo de viajes, que no permite mantener siempre las mismas pautas, y también a lo que veo que voy necesitando más, sea, en un momento dado, pedalear con la bici o hacer trial.

A día de hoy, me gustaría, más que tener a mi lado a un preparador, poder contar con un compañero de entrenamiento, porque esto, al final, es un trabajo en solitario. De hecho, con frecuencia suelo recurrir a mis propios amigos, que muchas veces se vienen conmigo y me ayudan a permanecer motivado».