Pocos días después de haber padecido las bajas temperaturas y los barrizales de la Extreme Peyratoise, el indestructible Mario Román partía para Perú, donde disputaba una nueva edición de El Inka Hard Enduro, soportando con éxito el brusco cambio de condiciones y consiguiendo una vez más la victoria en la prueba. Así nos relataba la experiencia:

«Este año la carrera ha constado de un día más, es decir, tres en total, y bueno, cuando llegué allí lo primero que hicimos fue probar la moto y ponerla a punto junto con Motos Barbacci y Sherco Perú, que ya es el segundo año que estoy con ellos y cada vez hacen mejor las cosas. Me tenían la moto ya preparada, con mis alturas de suspensión, el asiento recortado, etc., aunque se trata de una unidad de serie, y luego yo desde España me llevé elementos como la culata, el manillar, y las estriberas. En esa misma jornada aprovechamos para hacer unas fotos y algo de vídeo, y ya el jueves corrimos la prólogo de superenduro, en la que me sentí muy bien y conseguí la victoria, una victoria de la que estoy muy satisfecho, por cuanto que no es una especialidad que esté trabajando mucho ahora mismo y a pesar de ello pude imponerme a Travis Teasdale, Benjamín Herrera, Max Gerston, y Jonathan Richardson, pilotos todos de buen nivel.

 

El segundo día completamos tres vueltas con GPS a un recorrido de treinta kilómetros y el sudafricano Teasdale, que cuando entrena en casa disfruta de un entorno de parecidas características, estuvo apretándome continuamente, aunque al llegar al sector más difícil, forcé el ritmo y logré abrir hueco, para llegar a meta con diez-quince minutos de margen sobre él.

 

En la tercera y última jornada nos aguardaba un cross country al estilo del que habitualmente encontramos en la Hixpania, sobre un trazado de unos dos kilómetros al que dábamos vueltas. El problema es que al final se reveló como un poquito corto -tardábamos en hacerlo unos seis minutos y medio-, había mucho polvo, éramos casi cien pilotos, y mentalmente se hizo muy pesado. Estar allí en mitad del desierto, con un calor terrible y dando vueltas durante dos horas, se convirtió en algo muy exigente. Por suerte, supe administrar la carrera a base de mucho trabajo mental y, tras algún momento inicial de calentón, conseguí darle la vuelta a la situación, llegar muy muy fresco a meta y anotarme el triunfo, así que terminé realmente contento y nos despedimos de los peruanos con una estupenda comida junto a la playa.
Regresé a España enseguida porque el próximo fin de semana tengo la Extreme Valongo en Portugal y ya estoy en casa con los preparativos para el viaje que emprenderé el jueves».