Tras mantenerse durante tres jornadas peleando por el podio de la Romaniacs, finalmente nuestro bravo piloto Mario Román sufría un descalabro el último día de carrera, en el transcurso del cual un problema eléctrico en su moto le hacía perder varias horas y descender con ello hasta la séptima posición final.

Después de haber terminado la prueba prólogo en la novena posición, Mario firmó tres cuartos puestos consecutivos y todo hacía presagiar que le veríamos asomar por el podio definitivo, aunque, en esta ocasión, como decimos, la suerte no estuvo de su lado y por vez primera en lo que va de año, el madrileño no conseguía entrar en el «top 3» de una clasificación general.

«Padecí un fallo eléctrico que tardamos mucho en detectar y que al final era una tontería: un simple cable que, por culpa del barro, no estaba haciendo bien contacto. Ello me provocó fallos en la respuesta motriz durante toda la mañana y lo peor eran las subidas, porque la moto solo tenía disponible un setenta por ciento de su potencia, al no poderse abrir la válvula de escape. Así que me tocó sufrir bastante y perder dos horas y media hasta que solucionamos el problema.

En cualquier caso, estoy contento de haber podido terminar y de haberlo hecho en el séptimo lugar de la general. El resto de la semana todo salió bien, salvo algún mínimo error, y luché por el podio manteniendo el ritmo de cabeza hasta el último día, que es cuando perdí toda opción. Es una carrera larga y difícil, nadie se ve libre de los contratiempos, y en un abrir y cerrar de ojos puedes pasar de estar ganando a no terminar.
Ahora me esperan nuevos retos y el martes salgo para Costa Rica, donde iniciaré una gira por América que me llevará todo el mes de agosto. De Costa Rica viajaré a Estados Unidos para disputar la Tennessee Knockout, y después recalaré en Colombia y también en Perú, estando previsto mi regreso a España el 4 de septiembre».