Culminando su ya larga racha de éxitos en la presente temporada de enduro extremo, el madrileño Mario Román ha impuesto su ley también en una de la carreras más importantes del año, la Extreme XL Lagares, celebrada este pasado fin de semana en la localidad portuguesa del mismo nombre.
La prueba, que servía para poner en marcha las World Enduro Super Series, congregó a trescientos participantes, entre ellos, las máximas figuras europeas de la especialidad, como Jonny Walker, Taddy Blazusiak, Alfredo Gómez, Billy Bolt, Graham Jarvis, o Manuel Lettenbihcler, y brindaba a Mario su triunfo más sonado de la actual campaña, además de propiciar un doblete para la marca Sherco, puesto que el segundo en cruzar la meta, a cuatro minutos del piloto Moremoto, sería su compañero de equipo, el sudafricano Wade Young, quien a su vez precedió a Lettenbichler.
El evento constó de tres jornadas, arrancando con un superenduro ganado por Jonny Walker y en el que el español era sexto. El segundo día tendría lugar la prólogo, que registraba la victoria de Alfredo Gómez y situaba a Mario en la octava posición, y, finalmente, el tercer día era el turno de la carrera definitiva, marcada sobre un tortuoso recorrido al que los pilotos daban dos vueltas.
En la primera de ellas sería Lettenbichler el más rápido, para en la siguiente verse superado por los dos escuderos de Sherco, que fueron ganando posiciones poco a poco, a medida que avanzaba la jornada.
«Llevaba mucho tiempo esperando esto, no porque las otras victorias no hayan sido importantes, sino porque ésta es muy especial para mí. Por un lado, el WESS tiene mucha fuerza y estaban en carrera todos los pilotos de máximo nivel, y por otro, la victoria se me había escapado los tres años anteriores, así que nuevamente partía con el objetivo claro de ganar.
Mis resultados del superenduro y la prólogo me permitieron salir noveno el domingo y fue increíble porque fui luchando con todos y cada uno de mis rivales hasta superarlos. Al final de la primera vuelta, cuando paré a repostar, ya iba quinto, y a partir de ahí empecé a forzar el ritmo. Me sentía muy bien físicamente, con la moto, con el terreno… y llegar a meta primero constituyó una recompensa increíble, después de cuatro años pensando que de verdad merecía este triunfo».
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