Décimo cuarta carrera del Campeonato del Mundo de Motocross, que esta vez visitaba el mítico y por muchos temido escenario de Lommel, a cien kilómetros de Bruselas, donde, sobre un dificilísimo trazado de 1.880 metros, los pilotos se iban a enfrentar al desafío de la arena en su máxima expresión.
Iker Larrañaga llegaba a esta Gran Premio bien motivado tras el excelente resultado logrado en Loket, aunque sabedor de que tenía ante sí un complicado reto. Tanto en los entrenamientos libres como en los cronometrados cerró el grupo de los quince hombres más rápidos, pero en la manga clasificatoria la suerte le dio la espalda y sufrió una caída, terminando vigésimo noveno y debiendo salir a carrera en inferioridad de condiciones.
«Seguramente se trate del Gran Premio más duro del año, en un circuito muy exigente, que además se encontraba muy roto y que a priori no es precisamente de los que mejor se me dan. En la caída que tuve en la clasificatoria, la verdad es que me hice un poco de daño y he disputado las mangas dolorido, siendo mis resultados un décimo sexto puesto en la primera y un décimo cuarto en la segunda. Pero bueno, contento de haber podido sumar doce puntos en una pista que pasa por ser la más arenosa del calendario y además, la buena noticia es que ahora las carreras que quedan por delante son todas sobre terreno duro».
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