Intenso y prolongado fin de semana para Iker Larrañaga, quien tras haber disputado en el circuito de Imola el Gran Premio de Italia, ayer viajaba a Asturias, donde iba a participar en el Motocross Internacional de Sariego, una de las clásicas pruebas de verano con mayor tradición en nuestro país.

Pero el esfuerzo ha merecido la pena, por cuanto que Iker regresaba de Italia con un más que meritorio sexto puesto, al que posteriormente iba a sumar un rotundo triunfo logrado en suelo asturiano.
Quinto en la sesión de entrenamientos libres de Imola, ni en los cronometrados ni en la clasificatoria pudo Iker estar a la altura esperada, pero se resarció plenamente en carrera, registrando dos mangas sensacionales. En la primera salió sexto y se puso cuarto, para, a raíz de un toque con otro piloto, bajar hasta el séptimo lugar. Arrancó incluso mejor en la segunda, situándose tercero, aunque los lances en pista y otro nuevo error le relegaron una vez más a la séptima plaza. Ello significaba acceder al sexto puesto absoluto del Gran Premio y al décimo quinto en la clasificación provisional del campeonato, resultados que remataría al día siguiente con una sonada victoria en Sariego, fruto de un sexto, un segundo, y un primer lugar en las mangas.

«En Imola nos esperaba un circuito artificial, con terreno duro y bastante «grip», además de muchos saltos técnicos, todo lo cual me favorecía. Desde el principio rodé en buenos tiempos –fui quinto en los libres-, aunque las cosas se me torcieron un poco el sábado, por culpa de algunas caídas. El domingo volví a sentirme bien en el “warmup” y realicé dos buenas salidas, lo que me permitió estar luchando dentro del “top 5” durante buena parte de las mangas. Los errores me costaron perder posiciones, pero no corté hasta el final y ésa ha sido la diferencia fundamental con respecto a otros Grandes Premios, puesto que esta vez me he sentido mejor de físico, tenía más confianza, y pude mantener el ritmo hasta entrar en meta.

Terminado el Gran Premio, salí disparado hacia el aeropuerto, para poder estar en la carrera del lunes en Sariego. Allí, antes de subirme a la moto, ya estaba cansado y tenía por delante entrenamientos más tres mangas, de modo que iba a resultar duro, aparte de que había que adaptarse a la hierba, que patinaba mucho, y a las curvas sin roderas, que no se me dan demasiado bien. Pero bueno, me hice con la “pole” y, a base de ser constante y calculador, logré también la victoria final, sorprendentemente, con una “dos y medio” y frente a un importante cartel de pilotos».