Como sabréis, uno de nuestros pilotos con mayor proyección internacional, Iker Larrañaga, disputa el Campeonato del Mundo de Motocross encuadrado en el equipo italiano KTM Marchetti y ello le obliga a permanecer largas temporadas en el país transalpino.

Sobre su vida en Italia nos detalla precisamente Iker algunos pormenores:

«Llevo dos años viviendo allí, desde que militaba en la escuadra Husqvarna Ottobiano, así que ya estoy bien adaptado. Tengo mi actual residencia en la localidad de Viterbo, que está como a una hora de Roma, y vivo en un agroturismo, cercano también a donde trabaja el equipo. Lo más duro de esto es sin duda que pasas mucho tiempo solo, lejos de tu familia y de tus amigos.

Con mi mecánico, que es italiano, me entiendo de maravilla y además no le suelo dar mucho la lata, porque él ya sabe perfectamente cómo hacer bien sus tareas y no falla nunca. En cuanto a las sesiones de pruebas que allí llevamos a cabo y que forman parte de nuestra rutina de trabajo dentro del equipo, debo reconocer que no me entusiasman. El pasado invierno abordamos algunas de hasta cuatro días de duración y la verdad es que acabé con la cabeza loca, muy confundido después de tanto probar cosas. El equipo, por otro lado, parte de unos “settings” genéricos que ya han funcionado bien con otros pilotos y que te proponen para ver qué tal, pero que no han desarrollado específicamente para ti. Te van montando distintas configuraciones y tú vas diciendo “me gusta, no me gusta, prefiero esto, prefiero aquello, etc.”

Luego, todo lo que se refiere a nuestra actividad diaria durante la temporada lo tenemos muy bien planificado con el entrenador del “team” y, por ejemplo, el día después de haber corrido un Gran Premio, intentamos hacer siempre un entrenamiento que llamamos de “recovering” –recuperación-: a bajas pulsaciones, una hora u hora y media de bicicleta suave, o cuarenta minutos de running, para, entre otras cosas, eliminar el ácido láctico de los músculos. Y el martes ya retomamos el entrenamiento habitual con la moto».